En los últimos tiempos, ha surgido una nueva esperanza para aquellas personas que sufren migrañas y que todavía no han encontrado un tratamiento efectivo para éstas. La infiltración directa con tóxina botulínica (más conocida habitualmente por su nombre comercial "Bótox", y por su aplicación en el ámbito de la medicina estética), ha demostrado efectividad en determinados casos y puede convertirse en un importante alivio para la población que sufre estos intensos dolores de cabeza. Repasamos con el Dr. Eric Freire, que está aplicando este tratamiento en el Hospital IMED Elche, las posibilidades de esta nueva técnica.
¿Qué incidencia tienen las migrañas sobre el conjunto de la población?
La migraña supone el tipo de cefalea más frecuente en las consultas de neurología y es más común en la cuarta década de la vida (entre los 30 y los 39 años de edad). Afecta a un 12% de la población general, siendo más frecuente en el sexo femenino. Se dice que un 17% de las mujeres presentan alguna crisis de migraña al año, mientras que en los hombres aparecen en un 6% de la población
Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), la migraña ocupa el puesto 19 entre las patologías que causan un mayor número de años vividos con discapacidad, por lo que se trata de un gran problema sociosanitario.
¿Qué es exactamente lo que conocemos como migraña y qué tipos existen?
Acorde con la clasificación internacional de cefaleas, la migraña sin aura se define como una cefalea recurrente cuyas crisis tienen una duración de 4 a 72 horas. Debe asociar al menos dos de las siguientes características: distribución hemicraneal (afectando sólo a media cabeza), ser de características pulsátiles, con intensidad moderada-grave y/o agravarse con la rutina física diaria. Y, además, debe acompañarse de fotofobia o sonofobia o bien naúseas o vómitos.
Debe repetirse al menos cinco veces con todas las características señaladas anteriormente y la exploración neurológica debe ser rigurosamente normal, descartándose así otras causas desencadenantes del dolor.
No es infrecuente que muchas persones presenten algún tipo de síntoma como aura de la migraña. Esta sintomatología, de 5 a 20 minutos de duración, debe ser totalmente reversible y puede manifestarse con características muy diversas. Como ejemplo, hay pacientes que describen alteraciones visuales o sensitivas, alteraciones del lenguaje o dificultad para movilizar una extremidad o medio cuerpo.
También es importante definir el concepto de migraña crónica antes de pasar a hablar de su tratamiento. Esta patología se describe como una complicación de la migraña y se reserva para aquellos pacientes con cefalea durante al menos 15 días al mes durante un tiempo superior a los tres meses, teniendo un mínimo de ocho días al mes una cefalea que cumpla los criterios de migraña expuestos previamente.
¿Qué tratamientos podemos aplicar a las migrañas?
El tratamiento de las migrañas puede ser enfocado de diferentes maneras. Así, aquellos pacientes con una frecuencia baja de crisis (menos de dos o tres al mes) pueden recibir únicamente tratamiento sintomático, ya sea específico, como los triptanes, o inespecífico, como los analgésicos o antiinflamatorios.
No obstante, cuando la frecuencia es mucho más elevada, el tratamiento debe enfocarse desde un punto de vista preventivo, teniendo por objetivo el intentar disminuir el número de episodios mensuales. Aunque a día de hoy disponemos de múltiples fármacos en el mercado, no siempre es posible conseguir unos resultados satisfactorios.
¿En qué casos podemos aplicar la conocida tóxina botulínica ("Bótox") para el tratamiento de las migrañas?
Existe un grupo de pacientes con migraña episódica o migraña crónica que son refractarios al tratamiento, sin que lleguen a ser controlados con los tratamientos habituales. Aquí es donde juega un importante papel el tratamiento con infiltración de toxina botulínica. La intoxicación por ingesta de esta neurotoxina producida por una bacteria, el Clostridium botulinum, provoca una grave enfermedad denominada botulismo. Se trata de una patología caracterizada por una debilidad generalizada y progresiva, junto con una importante alteración de las funciones vegetativas en forma de sequedad de boca, náuseas o vómitos.
¿Qué tipos de toxinas botulínicas existen?
Hay hasta siete subtipos de toxina botulínica en la naturaleza, aunque en medicina únicamente se utilizan dos de ellas: la tipo A, que es la utilizada en el tratamiento de las cefaleas migrañosas, y la tipo B.
¿Qué resultados se han obtenido con estos tratamientos?
Aunque se ha venido utilizando durante más de 10 años en diferentes tipos de dolor, los resultados iniciales no fueron muy esperanzadores en el caso de las cefaleas. En diferentes estudios posteriores sí que se observó que la mejoría era notable en aquellos pacientes con un elevado número de crisis mensuales o aquellos pacientes con migraña crónica.
A día de hoy no está claro el mecanismo por el cual esta toxina puede producir un efecto beneficioso en las jaquecas, aunque es probable que tenga un efecto multifactorial al actuar sobre las terminaciones nerviosas sensitivas y, a la vez, producir una relajación de la musculatura craneal y cervical. Lo que es evidente es que diversos estudios reflejan una mejoría subjetiva hasta en dos terceras partes de los pacientes, apareciendo complicaciones de forma escasa y con muy poca repercusión. Entre los efectos secundarios más frecuentes únicamente destacan el dolor cervical o la debilidad de la musculatura a ese nivel, así como el descenso de una o las dos cejas. En cualquier caso, son efectos secundarios poco relevantes y de corta duración, con recuperación completa en un plazo de dos semanas.